CALENTAMIENTO
Antes de empezar, todos fuera del aula y los
últimos en llegar voluntarios para ayudar. Colocar antifaces y petos a los que
tengan alergias.
PARTE PRINCIPAL
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Juego: “Bailar” Buscamos una pareja y bailamos al son
de la música (cada cierto tiempo cambiamos de pareja)
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Juego: Los Gustos
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Juego: el tacto
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Juego: los sonidos
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Juego: El olfato
VUELTA A LA CALMA
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Cuento la historia de los sentimientos
Cuentan que
una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y
cualidades de los hombres. Cuando el
aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca,
les propuso: "¿Jugamos al escondite?". La intriga levantó la ceja
intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite?
¿Y cómo es eso?". "Es un juego -explicó la locura- en el que yo me tapo
la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras vosotros os
escondeis. Y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de vosotros al que encuentre ocupará mi lugar para
continuar el juego".
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e, incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar; la verdad prefirió no esconderse, para qué, si, al final, siempre la hallaban; y la soberbia opinó que era un juego muy tonto, pero en el fondo, lo que le molestaba es que la idea no hubiese sido suya. Y la cobardía... la cobardía prefirió no arriesgarse. "Uno, dos, tres...", comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer en la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si una rendija de un árbol, perfecto para la timidez; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio; lo encontró ventilado, cómodo... pero eso sí, sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris. Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... ¡se me olvidó dónde se escondió! pero, bueno, eso no es lo importante.
Cuando la locura contaba 999.999, el amor aún no había encontrado Sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
"Un millón" contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología. Y la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado desde su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e, incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar; la verdad prefirió no esconderse, para qué, si, al final, siempre la hallaban; y la soberbia opinó que era un juego muy tonto, pero en el fondo, lo que le molestaba es que la idea no hubiese sido suya. Y la cobardía... la cobardía prefirió no arriesgarse. "Uno, dos, tres...", comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que, como siempre, se dejó caer en la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la belleza; que si una rendija de un árbol, perfecto para la timidez; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio; lo encontró ventilado, cómodo... pero eso sí, sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris. Y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... ¡se me olvidó dónde se escondió! pero, bueno, eso no es lo importante.
Cuando la locura contaba 999.999, el amor aún no había encontrado Sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
"Un millón" contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología. Y la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado desde su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto
caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la belleza. Y con la
duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin
decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: la mentira detrás del arco iris, ¡mentira! si ella estaba en el fondo del océano; y hasta el olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero, sólo el amor no aparecía por ninguna parte. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada royuelo del planeta, en la cima de las montañas; y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y sus rosas, y tomó una horquilla y comenzó a mover sus ramas. Cuando, de pronto... un doloroso grito se escuchó, Las espinas habían herido en los ojos al amor.
La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su Lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el amor es ciego y la locura siempre le acompaña.
Así fue encontrando a todos: la mentira detrás del arco iris, ¡mentira! si ella estaba en el fondo del océano; y hasta el olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero, sólo el amor no aparecía por ninguna parte. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada royuelo del planeta, en la cima de las montañas; y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y sus rosas, y tomó una horquilla y comenzó a mover sus ramas. Cuando, de pronto... un doloroso grito se escuchó, Las espinas habían herido en los ojos al amor.
La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su Lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el amor es ciego y la locura siempre le acompaña.
Reflexión sensaciones de la sesión
OBSERVACIONES
Una de las cosas importantes que tiene la educación física es que se pueden hacer muchas cosas diferentes. No tiene que ser todo correr, saltar, practicar deportes, etc. Se pueden desarrollar los sentimientos, las emociones, las sensaciones, etc.
En la sesión que hemos realizado hemos trabajado los sentidos, todos menos la vista porque así, con los ojos tapados, se agudicen los otros sentidos.
Esta actividad está dentro del conocimiento del cuerpo y la autonomía personal. Para ver qué es lo que me gusta más, qué me gusta menos, etc.
Cuando esta actividad se realiza con niños, si ponemos cosas asquerosas que no les van a gustar, hacemos que el niño no se fie de nosotros. Si, por el contrario, hacemos que tengan experiencias buenas querrán volver a hacerlo.
Se puede varias como, por ejemplo, tapando la nariz para quitar el olfato.
Es muy importante el tema del silencia ya que, al utilizar sonidos y música, es necesario tener un silencio para escucharlo. También hay que guardar silencia porque los alumnos tienen tendencia a preguntar a los demás qué es lo que están probando, entonces el juego pierde toda la gracia.
Antes de entrar al gimnasio es importante poner las normas que se tienen que seguir en la sesión que se va a realizar así como una serie de indicaciones como, por ejemplo, que las personas con problemas alimenticios, como son las alergías, deben comentarlo al profesor ya que puede haber cosas que no deban probar. Los carteles se pueden observar al principio de esta entrada.
Por último comentar que, al finalizar la sesión, el profesor nos ha entregado un amuleto, para que recordemos ese día, que recordemos todo lo que hemos hecho, experimentado, sentido y vivido ese día.
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